Buenos días señores de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP). En Argentina queremos decir lo que pensamos. Y en Córdoba, una provincia desarrollada, con altos índices de alfabetismo, con doctores en tecnologías de punta, con artistas reconocidos en el mundo y con trabajadores que han hecho punta en la lucha por los derechos sociales, nosotros queremos libertad para hablar de la vida sexual de los casados, de los autos que manejan quienes reciben dinero en donaciones y de las fundaciones que nos piden dinero.
En este país los medios andan perfectamente, señores. Nos informan todo sobre algunas familias. Nosotros, la audiencia, los ciudadanos, queremos saber porqué viajan todos los miembros de la familia de un niño enfermo a ser transplantado, queremos conocer las opiniones de las personas con que esta gente se entretiene, queremos opinar informadamente de cómo se lleva el matrimonio, en fin. Y todo eso lo tenemos garantizado. Esta ciudad de Córdoba tiene algunas radios y medios de prensa gráficos dignos de ejemplo mundial. Nos informan todo el tiempo. Es increíble, señores. Uds. podrán apreciarlo: es como si viviéramos dentro de esa familia.
Este escenario orwelliano- kisch es mi modo de pedir un alto, un silencio inteligente ante el dolor de un niño, o de cuatro niños y las alternativas privadas y dificilísimas de esos padres que hacen lo que pueden con esa enfermedad. Yo no me animo a decir que mi accionar sería el de una heroína.
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